1. No tener claro sus objetivos de carrera

El 80%  de los jóvenes profesionales no tienen una clara idea de los propósitos  de su carrera, esto los lleva a hacer elecciones erróneas en su carrera, como consecuencia, terminan haciendo varias cosas a la vez  y no son lo suficiente buenos en algo. La mayoría de los jóvenes profesionales no buscan una orientación profesional en este campo y prefieren buscar en su entorno inmediato la orientación profesional, limitando sus perspectivas de crecimiento profesional.

2. Excesivo triunfalismo

Tener una carrera exitosa  demanda una reflexión seria sobre sus capacidades y limitaciones, así como también de su visión de la vida y del mundo.  Los egresados necesitan  asumir conciencia  crítica sobre su  proyecto de vida personal y laboral, especialmente en sus primeros pasos, el optimismo no es lo mismo que sensatez, la idea de correr rápido para tener un trabajo bien remunerado y/o de asumir  emprendimientos, sin una orientación definida es como querer cosechar sin respetar los tiempos de la naturaleza, el excesivo triunfalismo  termina finalmente afectando la carrera de una persona, ya que se ven forzados a desempeñarse en trabajos no deseados, afectando no sólo su economía, sino su imagen profesional.

3. La apatía: No estar dispuesto a correr el riesgo

Las oportunidades exigen sacrificios, cuando más grandes las oportunidades, mayor es la cuota de sacrificios que hay estar dispuestos a asumir para alcanzar los objetivos deseados. La mayoría de profesionales tienen aversión al riesgo,    lamentablemente esto viene desde la formación académica, los profesionales han sido formados a través de la nota, donde se premia al que menos errores comete, lo cual contrasta con el mundo laboral, donde el éxito premia a los que cometen más errores. La carrera profesional está llena de obstáculos  por superar, la incertidumbre de conseguir empleo, la primera experiencia laboral,  la influencia de los primeros jefes, la incertidumbre del puesto,  la sobrecarga laboral, los viajes imprevistos, los  despidos justificados o injustificados, el volver a empezar, la inseguridad, los miedos a no fracasar, etc.

El profesional con una carrera exitosa, siempre está dispuesto a asumir  riesgos, sacrificando  muchas veces su vida personal, en este punto es importante  hacer un balance adecuado entre la  carrera profesional y la vida personal, de manera de mantenerse activo u empleable. Decisiones erradas en este campo  hacen que la carrera tenga altibajos en el futuro y uno no pueda dar su mejor contribución.

4. La falta de sociabilidad

Saber interactuar con la gente de todo nivel se ha vuelto un valor importante en nuestros días, generar una impresión favorable en las personas que nos contratan es un plus que ayuda a genera

Confianza en el profesional,  si bien no se puede caer bien a todos, la falta de empatía en las relaciones personales, juega en contra de los intereses de desarrollar una carrera exitosa a largo plazo. Ser una persona sociable no significa rodearse de gente  que comparte nuestros mismos ideales o costumbres, sino por el contrario, abrirse a otros mundos de gente. En mi vida profesional he visto muchas veces, personas anónimas sin mucha reputación haber ayudado a  profesionales a  establecer contactos u relaciones que han significado carreras exitosas luego.

5. La inmediatez de hacer las cosas

Los jóvenes profesionales de esta generación buscan simplificar las cosas para conseguir rápidamente el éxito laboral, las ofertas de empleo no son bien analizadas, se aburren rápido de sus empleos, y  entran en una carrera vorágine de buscar empleos a su medida, sin tener en cuenta una reflexión seria sobre su curva de experiencia y madurez personal.

Las carreras fáciles no existen en el mundo laboral, si bien hay carreras con gran demanda laboral, y reducida oferta, tener una salida laboral rápida no implica asegurar empleabilidad  a largo plazo, La carrera profesional tiene etapas,  cada etapa representan retos y oportunidades, no se pueden saltar las etapas,  a  largo plazo, esas etapas no vividas pasa la factura, por eso no es de extrañar  que algunos profesionales cuando llegan a ocupar puestos altos, carezcan de competencias mínimas de sociabilidad, impaciencia o tolerancia o respeto dejando mala impresión en sus subordinados, lo que afecta notablemente la imagen de trayectoria de una carrera profesional exitosa.

6. La falta de red de contactos

Tener una red de contactos es un activo invalorable, la red de contactos no debe confundirse con simples referencias laborales donde uno trabajó antes, sino con la imagen de credibilidad que el profesional ha construido a lo largo de su carrera,  en el mundo de la selección de ejecutivos, un profesional con reputación alta de credibilidad  es preferido por encima de profesionales con una trayectoria amplia pero con poca credibilidad.

Los jóvenes profesionales necesitan incrementar su redes de contactos, y hacerla atractiva, es decir que sus contactos hablen por ustedes, que sean capaces de recomendarlos a otros por sus cualidades personales y  destrezas laborales destacadas. En el mundo laboral ayuda mucho que otras personas nos referencien,  conformarse con las capacidades profesionales que uno tiene no basta, tener una carrera exitosa demanda cultivar contactos permanentemente.

7. No saber venderse

Existe una relación alta entre  imagen y  personalidad,  estas dos cosas deben ir de la mano,  una imagen que no es coherente con la personalidad que proyecta va genera r dudas en la gente, la gente segura lo expresa  no solo con sus palabras sino en sus acciones,  hay ejecutivos que demuestran una personalidad desbordante, tratan de impresionar a todo el mundo, cuando en realidad, no son así, sino que hacen un esfuerzo por venderse,  como también están aquellos que proyectan una imagen chata, y esconden sus capacidades, no se muestran coherentes con lo que tienen tal vez por falta de confianza inseguridad en su mismo, En ambos casos se afecta a la carrera.

A todo esto;  ¿Cómo has enfocado tu carrera?